En nuestro blog hemos hablado en más de una ocasión de los diferentes materiales que existen para la construcción. El hormigón, el cemento, el vidrio, los diferentes metales… Y hoy centraremos la mirada en uno de los más utilizados desde hace miles de años y que ha acompañado a la humanidad a lo largo de su evolución: el ladrillo. Se trata de un artículo para la construcción que puede ser de diferentes tipos y materiales.
Normalmente es cerámico y cuenta con una forma de tipo ortoédrica. Sus dimensiones no son muy grandes, ya que están diseñados para que un operario de la construcción pueda manejarlos con solo una mano. Y si buscas los de mejor calidad, no se nos ocurre una opción más acertada que recurrir directamente a un fabricante de ladrillos en Granada. En el post de hoy te mostramos más sobre su historia, sus orígenes y cómo es su proceso de fabricación.
El ladrillo y su historia
Como hemos dicho anteriormente, el ladrillo tiene unos orígenes muy antiguos. De hecho, la primera utilización de este material de la que se tiene referencia tuvo lugar hace aproximadamente 11.000 años. Desde entonces, es un material que ha ido evolucionando, al igual que los sistemas y métodos de construcción utilizados por los humanos.
Los sumerios y babilonios fueron los primeros en utilizar el secado como parte del proceso de elaboración del ladrillo. Algo que hacían al sol, aunque si buscaban más resistencia los fabricaban de arcilla cocida. Además de utilizar diferentes materiales, existen una gran cantidad de tipos de ladrillo diferentes. Su utilización es muy amplia en el mundo de la albañilería y la construcción en general.
La fabricación de los ladrillos
Si nos centramos en su proceso de elaboración, debemos decir que puede ser muy variada en la actualidad. Por norma general se realizan en arcilla, aunque, como podemos observar aquí, existen una gran cantidad de diferentes tipos de ladrillos. Sin embargo, la mayoría se fabrican siguiendo los mismos pasos: una fase de maduración, otra de tratamiento previo, humidificación, moldeado, secado y cocción. Te contamos más sobre este proceso para hacer ladrillos.
- Maduración: antes de comenzar, la arcilla debe ser sometida a tratamientos de trituración y homogeneización, así como de un reposo al aire libre. Esto se hace para obtener una consistencia adecuada e uniforme.
- Elaboración previa: tras el primer paso hay que buscar un refinamiento de la materia prima. Y para ello se utilizan diferentes herramientas mecánicas que tienen como objetivo purificar la arcilla.
- Depósito de materia prima: una vez se ha procesado la materia prima, esta debe ser almacenada en un lugar especial, normalmente silos bajo techo, donde consigue finalmente sus características y apariencia definitiva.
- Humidificación: se añade a la arcilla agua para obtener un determinado nivel de humedad.
- Moldeado: ese aumento de la humedad permite moldear la arcilla para darle la forma que se quiere obtener con su acabado final.
- Secado: tras el moldeado llega la etapa del secado, de vital importancia, en la que se busca eliminar todo el agua añadida durante las fases anteriores.
- Cocción: con los ladrillos ya secos por completo, llega el momento del horneado, en el que se les somete a temperaturas superiores a los 900 grados.